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La escasez de los ricos espolea el greening

29 de Septiembre de 2014

En 1940, hace poco más de setenta años, Qatar era un país pobre. Albergaba una población de tan solo 11.000 habitantes. Algunos de ellos vivían de la pesca, asentados en la costa. Otros eran nómadas que transitaban por un país diminuto, de apenas 11.571 Km2 (algo así como la Región de Murcia) en busca del líquido esencial: el agua. 

Hacía tan solo un año que se había descubierto petróleo en el yacimiento de Dukhan, pero la Segunda Guerra Mundial detuvo cualquier tipo de actividad hasta finales de los años cuarenta. Pero entonces, cuando Qatar pudo empezar por fin a explotar las ingentes cantidades de petróleo y de gas atrapadas en su subsuelo, se puso en marcha un proceso de progreso realmente meteórico.

En la actualidad el país acoge una población de dos millones de personas, de las cuales sólo unas 250.000 son qataríes. El resto, trabajadores extranjeros, proceden en su mayor parte de India, Irán y del norte de África. En ese corto lapso de tiempo la esperanza de vida media ha pasado de los cincuenta años a rozar los ochenta.

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Enormemente ricos, los qataríes tienen hoy el mayor PIB per cápita del planeta, la tasa más baja de desempleo y encima no pagan impuestos. Gastan y consumen a destajo incluso lo que no tienen, como por ejemplo la comida y el agua. Asentado en el golfo Pérsico, Qatar es un país desértico donde la mayor parte de sus tierras son estériles, y como sólo pueden cultivar en un 1% de su territorio deben importar el 90% de los alimentos. Y es que la tasa de precipitaciones es una de las más escasas del planeta y el agua alojada en los acuíferos tiene los días contados.

Sus reservas de agua son tan mínimas que, en caso de emergencia, sólo se podría abastecer a la población durante 48 horas. ¿Cómo se lo montan, entonces?

En el encuentro que TED celebró en Doha en 2012, el ingeniero Fahad Al-Attiya , responsable del Programa Nacional de Seguridad Alimentaria de Qatar, lo contó de forma clara: invirtiendo en enormes plantas desalinizadoras alimentadas con energía solar.

La suya es una nación que lleva varios años creciendo alrededor de un 15% anual, y el gasto de energía y de agua es descomunal, de los más elevados del planeta. Hoy cada qatarí consume unos 500 litros de agua por día, el doble de la media mundial (en España consumimos unos 280). Con estas plantas pretenden, en los próximos años, proveer de agua potable al 80% de una población que, por cierto, no deja de aumentar.

Pero esas plantas desalinizadoras gastan cantidades colosales de energía y, aunque los qataríes van sobrados, saben que incluso para ellos esa dinámica no es sostenible en el tiempo. Por ello, y porque gozan de 300 días de sol al año, han apostado por invertir en plantas solares y en tecnologías verdes punteras, al igual que sus vecinos de Arabia Saudí y de los Emiratos Árabes. Además, en paralelo, Qatar acoge las primeras pruebas experimentales del proyecto Sahara Forest (“Sahara” por su acepción de “desierto” en árabe, no por el desierto que conocemos con ese nombre), una atractiva iniciativa noruega que busca acuerdos con los gobiernos de países eminentemente áridos para implementar tecnologías integradas que permitan cultivar en estos ecosistemas tan infecundos.

La primera planta piloto de este proyecto se ha erigido en una hectárea de terreno en la ciudad de Mesaieed.  Se han invertido 5,3 millones de dólares para comprobar in situ que el desierto puede convertirse en una especie de vergel utilizando agua desalinizada mediante energía solar de concentración y fotovoltaica.

De momento han plantado pepinos, rúcula, cebada y algas y han cosechado 75 kilos de verduras por metro cuadrado, repartidos en tres cosechas, una cifra similar a la que se alcanza en los cultivos europeos. Todo un éxito, sin duda. Sería fantástico que la iniciativa prosperara, no solo para los amos del oro negro, si no también, como dice Joakim Hauge, al mando de este proyecto reverdecedor, para afrontar los retos de un mundo que hoy cuenta con 800 millones de personas que no tienen la comida asegurada. De un mundo que, a mediados de siglo, sobrepasará los nueve mil millones de habitantes. Greening your life, my friend. Si la solidaridad no es lo tuyo,  hazlo por egoísmo.

 

Charla de Fahad Al-Attiya en Tedx Doha 2012: https://www.ted.com/talks/fahad_al_attiya_a_country_with_no_water

Charla de Joakim Hauge en Tedx Maastricht 2013: https://tedxtalks.ted.com/video/Greening-the-Desert-Joakim-Hauge

Sahara Project: https://saharaforestproject.com/

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Imágenes: Imagen real del Sahara Project en Qatar e imágenes virtuales de cómo va a ser en el futuro.

ACERCA DEL AUTOR

Eva van den Berg
Redactora y editora de secciones para la edición española del National Geographic. Guionista y documentalista.