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¡Detente instante!

4 de Abril de 2018
“Escribir sobre la fotografía,” dijo Susan Sontag, “es escribir sobre el mundo.” Me parece que podemos afirmar que mirar una foto, aprehender una imagen captada, analógicamente, es mirar el mundo. Una foto es una emanación, ondas de luz reflejadas por objetos, un vislumbre que ambiciona permanecer, además de ser algo inolvidable.

La luz cazada tras un disparo, en un abrir y cerrar del ojo mecánico que nos permite ver realidades de las que no tenemos vivencia directa. Reconocer objetos que no hemos visto nunca, pero que de repente pueden entrar a formar parte de nuestra educación sentimental y moral, de nuestra memoria no vivida pero aún así nuestra. La fotografía tiene ese poder.

En una fotografía también somos capaces de aprehender verdades ocultas o de percibir lo que el ojo natural no sería capaz de captar por sí mismo. Intercambiamos fotos en foros digitales, en los medios sociales, aún en papel en compañía de amigos, por lo que una foto sirve como un lugar de encuentro, el acicate de una conversación, aide-mémoires y a veces herramientas de supervivencia o incluso de seducción. La fotografía, su plasmación de detalles detenidos, partículas del azar captadas en luz y sombras, es un presente congelado para siempre en su representación ideal y por ello nos amplía el mundo. Nos dice que esto que no hemos visto, que no hemos sentido, que no hemos vivido, en realidad existe. Y que son así. Porque las fotografías son testimonio de la mirada, de la voluntad de una persona y de su decisión de preferir un aspecto de un instante específico. Dicho instante sirve de mensaje. Puede impactar por la expresión de una emoción humana o animal, o contar una historia como si fuese un cuento, o revelarnos una verdad matemática en movimiento, revelar una paradoja. Conmocionar. Ilusionar. El ojo mecánico cambia cómo vemos las cosas, porque es capaz de cambiar nuestro modo de mirar. “Soy un ojo. Un ojo mecánico” escribe el realizador Dziga Vertov, en su manifiesto, “Liberado de los límites del tiempo y el espacio, coordino todos y cada uno de los puntos del universo, donde quiera que estén. Mi camino conduce a la creación de una nueva percepción del mundo. Por lo tanto, te explico de una manera nueva el mundo desconocido para ti.”

Nos entregan un mensaje de belleza, un mensaje social, un mensaje desde la consciencia de la persona que observa y que “ve” las grandes y las pequeñas cosas. Lo cual quiere decir que el valor de una fotografía, su esencia, radica en algo invisible, que es el tiempo. Menos la forma, más el momento, ese instante en el que el fotógrafo decide captar la irradiación de luz, esa presencia y esa ausencia sugerida. Lo que se ve dentro del encuadre y lo que se conjetura fuera de él. El objeto aislado, registrado, preservado en un momento.

Las fotos pueden desempeñar un papel crucial como arma en la defensa de la naturaleza porque amplían nuestras nociones de lo que merece la pena mirar. Y en ellas podemos ver el paisaje de nuestros sueños. Nos proporcionan un medio de comprobación, de confirmación y de construcción de una visión total del mundo, de su belleza, de su fragilidad, de la necesidad de preservarlo. De nuestro lugar en él, como una parte de una diversidad fascinante. Porque el tiempo termina enalteciendo las fotografías, aún las más inexpertas, en arte. El fotógrafo preserva, denuncia y consagra a la vez, escribe Susan Sontag. Una persona fotografía movida por el hallazgo de algo bello o seductor, cuando se busca la manera de explicar el hombre al hombre, al hombre en su entorno. La experiencia instantáneamente retroactiva, porque no se puede poseer la realidad, pero se puede poseer una imagen. Detente instante, eres tan hermoso, decía Goethe. La fotografía nos ofrece esta magia.

Compartimos en el Aquae Blog esta Tribuna, escrita por Valerie Miles, publicada en Agua Magazine, en su Monográfico #1 dedicado al concurso PhotoAquae. En este número especial de la revista online de la Fundación Aquae, mostramos las fotografías finalistas y ganadoras de la edición 2017 del concurso de fotografía, junto a una cuidada colección de textos literarios, seleccionados por la propia Valerie Miles y por el escritor y periodista Albert Lladó, vinculados con las imágenes publicadas.

ACERCA DEL AUTOR

Valerie Miles
Editora, escritora, profesora, investigadora de la obra del escritor Roberto Bolaño y cofundadora de la revista Granta en español.