Microrrelatos

Avances médicos

Cada noche, W. Z. se desenrosca las manos porque le recomendaron quitárselas para dormir. Las deja en la mesilla, junto a la foto de su exmujer y sus hijos.

A W. Z. le agradan esas manos: no pegan, no fuman ni beben, y saben tocar el piano. Desde que cambió las suyas por estas, se siente mejor persona.

Pero lo que también necesita W. Z., para recuperar a su familia, es otra boca. Una capaz de decir siempre la verdad, pedir perdón y no gritar. Calcula cuánto le costará. Espera no quedarse en paro.