Microrrelatos
Trueque
Sólo alguien que ama la vida podía hacerlo: subió a cumbres donde recogió el agua más pura .
Bajó a la ciudad, donde la sequía campaba por sus respetos.Alquiló un pequeño local . La gente
acudía allí para recoger pequeños frascos. No costaban dinero. Tan sólo había que depositar una
lágrima en el banco de los recuerdos.