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Cómo abrir una lata agitada sin que se derrame

Los refrescos carbonatados son el protagonista del experimento científico que te trae en esta ocasión Fundación Aquae. En él aprenderás cómo se comporta uno de los compuestos químicos más nocivos para el planeta: el dióxido de carbono. Este gas incoloro es el encargado de hacer efervescente a los refrescos y el culpable de haberte manchado la ropa en algún momento.

¿Alguna vez has probado a abrir una lata agitada sin que se derrame? Es imposible, ¿verdad? En este experimento te explicamos cómo se comporta el ácido carbónico para ayudarte a solucionar este problema con un truco fácil de aplicar que te convertirá en protagonista de la próxima fiesta.

Las pequeñas burbujas causadas por la agitación ayudan a acelerar el escape del dióxido de carbono que contiene el refresco. Las bebidas carbonatados contienen dióxido de carbono a presión para que el gas se disuelva en la bebida líquida. Una vez que se abre la lata, el gas que estaba disuelto en el líquido escapará en forma de burbujas.

Si abrimos un refresco con cuidado, el gas disuelto en él tardará mucho en salir. Por eso, cuando abrimos una lata sin agitarla podemos disfrutar de su sabor durante bastante tiempo. Por el contrario, al agitar una lata o al verter rápidamente el líquido en un vaso, las burbujas formadas por la turbulencia hará que el líquido se escape más rápido. ¿Quieres aprender a abrir una lata agitada sin problema? Sigue leyendo.

Materiales

  • Una lata de refresco carbonatado

Cómo abrir una lata agitada sin que se derrame

  1. Agita con fuerza una lata de refresco durante aproximadamente 1 minuto.
  2. Una vez agitada, golpea en 3 puntos de la lata con el dedo, arriba, en medio y abajo.
  3. Repite el proceso hasta que hayas dado vuelta a la lata dos veces.
  4. Abre la lata. Verás que has podido abrir la lata sin derramar el líquido de su interior. ¿Sabes qué ha ocurrido?

Explicación

¿Sabes por qué has podido abrir una lata agitada sin poner todo perdido? Muy fácil. Como veíamos al principio del experimento, el dióxido de carbono que está atrapado dentro de una lata se ha disuelto en el líquido y se ha convertido en ácido carbónico. Al agitar la lata, las burbujas de ácido carbónico se pegan a las paredes. Y por la presión, al abrirla, estas salen disparadas arrastrando el líquido. Al golpear las paredes, desprendemos todas esas burbujas, que suben a la superficie; y así el gas sale solo sin derramar líquido.

Al abrir una lata de refresco, la presión dentro de la lata disminuye y se expone a la misma presión que la atmósfera. Cuando eso sucede, el dióxido de carbono del interior ya no se ve obligado a ser líquido y se convierte de nuevo en gas. En otras palabras, las burbujas que vemos al abrir una lata –agitada o no– no son más que la transformación del ácido carbónico en dióxido de carbono.

La ciencia detrás del refresco carbonatado

Si un dejamos un refresco expuesto a la atmósfera durante mucho tiempo, eventualmente todo el ácido carbónico de carbono se convertirá en dióxido de carbono y convertirá el refresco en una bebida plana. Si observas lo que ocurre al verter la bebida en un vaso, las burbujas en un refresco están en la parte superior porque la superficie que está expuesta al aire. Como consecuencia, solo las burbujas en la parte superior logran escapar y por ello un refresco tarda tanto en desinflarse.

Si agitas un refresco, las burbujas que antes estaban en la superficie se han distribuido por todo el refresco. Y se han adherido a los lados de la botella. Al abrir una lata agitada, todas las burbujas salen a la superficie a la vez y crea el caos que todos conocemos. Esto ocurre porque hay tantas burbujas que quieren salir a la superficie que siguen atrapadas con el líquido en el que estaban disueltas. En este experimento, has comprobado cómo simplemente con unos pequeños golpes en los laterales puedes hacer subir el ácido carbónico a la superficie de nuevo.