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Efectos de la música sobre el cerebro y la emoción

La música es posiblemente el arte que más nos empuja a los límites de la plasticidad de nuestro cerebro. Con ella, toda la maquinaria cerebral se pone en marcha, modificando nuestros ritmos fisiológicos, alterando nuestro estado emocional y cambiando nuestra actitud mental. Pero también se producen fenómenos como la amusia, o la sinestesia, es decir, la transferencia de un sentido a otro, como el de la visión a través de la música.

La música es un lenguaje universal y específico de los humanos. Se trata de una habilidad compleja que presenta características únicas que no comparten otras habilidades cognitivas. Todo el mundo está expuesto a la música a diario, por lo que la comunidad científica ha mostrado interés por entender la arquitectura neuronal relacionada con la percepción musical. En su charla, Miriam Albusac nos habla sobre los efectos que la música causa sobre el cerebro y la generación de emociones.

Efectos de la música sobre el cerebro

Como afirma Albusac, el aprendizaje del lenguaje musical produce importantes y profundos efectos sobre el cerebro a largo plazo. De hecho, muchos estudios de neurociencia utilizan la música para estudiar una de las características más curiosas de este órgano corporal: su plasticidad.

Diferentes estudios han demostrado que la música y el aprendizaje del lenguaje pueden provocar cambios plásticos en la estructura y función del cerebro. Esto puede aportar grandes ventajas a nivel conductual. Una persona con formación musical tiene, por ejemplo, una mejor discriminación auditiva, incluida la percepción del tono y el habla en ruido. Pero también presentan una mejor sincronización motora, memoria verbal y el coeficiente intelectual general, que las personas que no han recibido el mismo tipo de educación.

Pero si hay un área donde la música causa un efecto importante es la emoción. Durante la última década, la música también se ha utilizado como herramienta para el estudio y la comprensión de las emociones humanas.

En este sentido, una de las grandes aplicaciones de la música en el campo de la medicina tiene que ver con sus efectos sobre las partes del cerebro involucradas en la emoción. Entre ellas, la amígdala, el hipotálamo, el hipocampo o la corteza orbitofrontal. La música tiene el potencial de modular la actividad cerebral que ocurre en estas estructuras, lo cual presenta una gran oportunidad para el tratamiento de trastornos psiquiátricos y neurológicos.

Trastornos musicales: la amusia, la agnosia y la sinestesia musical

A pesar de la universalidad de la música, una minoría de personas presenta deficiencias musicales. Aunque inicialmente se atribuyeron a disfunción auditiva general, discapacidad intelectual o falta de exposición musical, hoy en día se sabe que estos trastornos musicales pueden ser innatos o adquiridos.

La amusia musical

La amusia es un trastorno musical que se refiere a la incapacidad para reconocer melodías simples. Dentro de las personas con deficiencia musical, también se conoce comúnmente como sordera tonal, dismelodia y dismusia. Recientes investigaciones científicas han demostrado que la amusia puede ser tener causas genéticas o adquirirse con el tiempo. Los síntomas de esta enfermedad varían desde la falta de tono y reconocimiento básicos.

La agnosia musical

La agnosia es un trastorno neurológico que provoca la incapacidad de procesar la información sensorial. En el campo de la música, la agnosia musical ocurre cuando una persona es incapaz de reconocer la música sin impedimentos sensoriales, verbales e intelectuales. Este trastorno musical viene provocado por un daño cerebral en el lóbulo temporal derecho. De esta forma, los efectos que la música tiene sobre el cerebro de una persona que padece agnosia musical le impide reconocer el tono, los acordes y los ritmos.

La sinestesia musical

Los efectos que tiene la música sobre el cerebro de las personas que padecen sinestesia musical son muy diferentes de los que producen la agnosia o la amusia. En este caso, las personas con sinestesia musical utilizan adjetivos no relacionados con el mundo de la música para referirse a una pieza musical. La sinestesia parece tener un fuerte componente genético.

La música provoca emociones y sensaciones que una persona que no padece sinestesia musical normalmente utilizaría en base a su experiencia con otros sentidos. Así, una pieza musical (evento sonoro) podría considerarse dulce (sentido del gusto), tosca (sentido del tacto) o brillante (sentido de la vista).

ACERCA DEL AUTOR

Miriam Albusac

ACERCA DEL AUTOR

Miriam Albusac

Docente e investigadora, actualmente en la Universidad de Jaén y anteriormente en la Universidad de Granada. Experta en Patrimonio Musical, en Historia y Ciencias de la Música, y desarrolla parte de su investigación en neurociencia de la música, procesamiento de estímulos musicales y la música como moduladora de la actividad cerebral.