Las consecuencias del deshielo glaciar

El deshielo glaciar se ha acelerado en los últimos tiempos debido al cambio climático y las consecuencias son múltiples para el bienestar humano y el medio ambiente, desde la subida del nivel del mar y la reducción de acceso al agua dulce hasta la pérdida de biodiversidad y el aumento de desastres naturales.

El casquete helado que cubre los polos y el hielo de los glaciares de montaña albergan gran parte del agua dulce del planeta. Son una reserva de recursos hídricos y una especie de termostato que ayuda a mantener estable la temperatura en la Tierra.

Sin embargo, la emisión de gases de efecto invernadero por la acción humana ha alterado este equilibrio y está provocando el deshielo acelerado de los polos y los glaciares.  Actualmente, la temperatura del planeta ya se ha elevado 1,2 grados respecto a los niveles preindustriales, señala el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), de noviembre de 2022.

En el año 2015 se firmó el Acuerdo de París, un tratado internacional que aspira a contener el aumento global de temperaturas en los 1,5 grados, una cifra considerada como “margen de seguridad” por la comunidad científica. Pero los informes científicos indican que la senda actual de emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero conduce a un aumento de entre dos y cuatro grados para final de siglo.

De ser así, los glaciares tendrían fecha de caducidad, pues un calentamiento de tal calibre provocaría el deshielo de la mayoría de ellos para 2100.

El deshielo de los polos y de los glaciares afecta gravemente al medio ambiente, al bienestar humano y al ciclo del agua. Uno de los efectos más notorios es el incremento del nivel del mar, que amenaza con inundar grandes áreas costeras y provocar el desplazamiento de millones de personas al destruir infraestructuras y tierras de cultivo en muchos lugares del planeta. Hasta el 10% de la población mundial, que vive en zonas costeras de baja altitud, podría verse afectada,  afirmaba el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, en febrero de 2023.

Además, el deshielo de los glaciares reduce la cantidad de agua dulce disponible para uso humano, lo que afecta a la agricultura y el suministro de alimentos y a la producción de energía hidroeléctrica. El deshielo también incrementa la pérdida de biodiversidad, ya que los ecosistemas se ven alterados por los cambios en el ciclo del agua y el clima global.

Es fundamental tener en cuenta que el cambio climático es un fenómeno que se retroalimenta. La pérdida de hielo contribuye a su vez al calentamiento, ya que las áreas heladas, especialmente las grandes extensiones del Polo Sur y del Polo Norte, reflejan la luz solar y atenúan la subida de temperaturas. La disminución de hielo provoca que el mar y la tierra atrapen más calor, lo que provoca una aceleración del fenómeno del cambio climático.

De hecho, la fusión del hielo polar está alterando ya la temperatura y la densidad de las aguas de alrededor, señala el IPCC, lo que causa a su vez cambios en las corrientes marinas y una alteración de los patrones meteorológicos y las condiciones del clima a escala local y regional.

Esta inestabilidad climática provoca un mayor riesgo de desastres naturales vinculados al cambio en las precipitaciones o la temperatura: inundaciones, sequías, olas de calor y de frío serán más extremas y frecuentes a medida que aumente el calentamiento global.

La solución al cambio climático y el deshielo requiere reducir el uso de combustibles fósiles y evitar las emisiones de efecto invernadero. Al mismo tiempo, es urgente poner en marcha medidas de adaptación a un fenómeno cuyos efectos estamos notando ya.

16/03/2023