Microrrelatos

Destino, azar, estrella

—¿Ves esa bola amarilla del cielo? Ni puedes. ¿Notas como te abrasa la piel? Si fuésemos hasta allá en avión tardaríamos casi veinte años en llegar. Eso sí está caliente. ¡Trágate esa sopa y mueve tu culo para algo productivo joder!— Esa mañana mi padre se había levantado de buen humor. Yo miré por la ventana. Por aquellos años aún se colaban algunos rayos de sol que calentaban el barrio. Pero ni las plantas más duras se exponían ya directamente a él. Luego miré a mi padre y me terminé el bol de sopa.