Microrrelatos

2 de febrero

Cuando me detectaron diabetes mi sueño de convertirme en astronauta tembló. Afortunadamente, ya hace cinco años que me implantaron células beta, derivadas de las células madre, en la región lumbar. Ya no dependo de una jeringuilla.
A causa de mi excelente formación física, ya no iré a la luna; mi destino está en Marte. Nos han encargado recoger y analizar los gases de su atmósfera, con el objetivo de compararlas con la nuestra. Estoy muy contento. Y ¿a que no sabéis qué? La nave en la que iré, ¡es pionera por utilizar como combustible energía solar!