Microrrelatos

El (no) matrimonio

Siempre me decía «es increíble la relatividad de las cosas en la vida. ¿Alguien se para a pensar en la importancia de su nombre? Nadie, nunca». Los papeles, por fin, eran suyos. Ahora se llamaba Noreia, sin vacilaciones, sin pegas. Era una nueva batalla ganada desde que empezara todo aquel proceso había ya un año y medio. Estaba cada vez más cerca de romper para siempre el «matrimonio», como ella decía, con un ya casi inexistente Lucas. Porque Noreia no había sido nunca Lucas, pero Noreia había nacido en un cuerpo que no era el suyo.