Microrrelatos

La mano del robot

Firme,
inflexible, confiable. Pero también fría y sin vida.

Sin
acostumbrarme todavía al apretón de su mano, trepo hasta sus ojos, que me miran
inexpresivos.

“No
tengas miedo de mí, humana. Estoy aquí para ayudarte”, me dice.

Sus
palabras vienen cargadas de promesas, pero su aura, casi ausente, no me
transmite nada.

Los
asistentes sociales me aseguraron que podría ayudarme a subir las escaleras y a
bañarme, pero…no termino de convencerme.