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Por qué debemos apostar por un desarrollo sostenible

10 de Diciembre de 2015
sostenibilidad ambiental
La buena gestión del agua es esencial para el desarrollo sostenible. Los indudables beneficios que el agua tiene para la salud, la seguridad alimentaria y energética, entre otros, hizo que los países miembro de Naciones Unidas, reunidos en la Conferencia de Naciones Unidas de Río+20, consideraran que sin asegurar el acceso a los servicios básicos del agua para todos, y su buena gestión en calidad y en cantidad no era posible el desarrollo sostenible.

La sostenibilidad ambiental y de los recursos debe pasar de concepto a realidad. El planeta está sufriendo la acción humana día tras días, viendo cómo se agotan sus recursos y su biodiversidad. La resiliencia del planeta tiene un límite y, cada día que pasa, nos acercamos a él.

¿Por qué debemos apostar por la sostenibilidad ambiental?

En septiembre, durante la Cumbre del Desarrollo Sostenible celebrada en Nueva York, se acordó en la Asamblea General de Naciones Unidas un Objetivo para el agua: el objetivo seis de la Agenda 2030 “Asegurar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”.

Algunos ejemplos sobre importancia del agua para la salud: 842.000 personas mueren por diarrea cuando se podría prevenir si mejorara el acceso a agua potable y unos servicios de saneamiento básicos. De ellas 340.000 son niños menores de cinco años de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud en su informe de 2015. Hay alrededor de 161 millones de niños tartamudos debido a malnutrición crónica, debida a la falta de agua y saneamiento. Como vemos, las relaciones entre el agua y la sostenibilidad ambiental son fundamentales. 

Sostenibilidad ambiental y sociedad

Pero sobre todo, piensen en las historias que hay detrás de los datos. Hay un aspecto determinante: el hecho de que son las mujeres y las niñas, y también los niños, los que acarrean el agua en numerosos lugares del mundo sin una fuente de acceso a agua segura. Es decir, los que pasan una parte importante de su vida dedicada a traer agua a sus hogares. Eso significa que las niñas y niños no van a la escuela, dejan de estudiar, tienen peor salud, y eso tiene un impacto económico impresionante. Por supuesto, un impacto social, también, porque impide desarrollar una vida normal y con oportunidades de futuro. Por otra parte, cuando se ponen en marcha proyectos que favorecen el acceso a agua y saneamiento, son especialmente efectivos aquellos que involucran a las mujeres. Con ello además se apoya el papel de esas mujeres en su sociedad, se consigue lo que se llama “empoderamiento” de las mujeres en sus contextos locales y un mejor desarrollo de sus capacidades. 

¿Qué podemos hacer?

Asegurar una cobertura universal de estos servicios. Los objetivos que teníamos hasta ahora buscaban reducir a la mitad el número de personas sin acceso a los servicios básicos de agua ¡y lo hemos logrado!; ahora lo que se pretende es un acceso universal, precisamente por su importancia en la sostenibilidad ambiental. Por otra parte, no hablamos sólo de servicios básicos (pozos, letrinas, agua potable), sino también de una mejor gestión de las cuencas hidrográficas, una mejora en la eficiencia de los usos del agua. Es decir, no se trata ya sólo de llevar agua, sino también de mejorar cómo la usamos, clave para una sostenibilidad ambiental.

¿Quién está capacitado para lograr ese desarrollo sostenible?

Todos y cada uno de nosotros. A menudo, cuando hablamos de lo que se puede hacer pensamos sobre todo en soluciones tecnológicas, o en el papel de los Gobiernos y los responsables de los servicios de agua, pero todos pueden contribuir en los hogares ahorrando agua. También las empresas que usan el agua en sus procesos industriales. Es importantísimo: que piensen qué pueden hacer, no solo dentro de sus instalaciones para mejorar la eficiencia y mejorar sus vertidos contaminantes, sino también en cómo pueden influir en sus proveedores y clientes.  Y por supuesto, los gobiernos tienen un papel fundamental para asegurar que se producen incentivos y un marco legislativo que ayude y apoye a esas mejoras tecnológicas y a la mejora de gestión. Un ejemplo: en este momento, la producción de energía consume mucha agua. Dependiendo de qué tecnología utilicemos para su producción, necesitaremos más o menos agua: las energías renovables consumen menos agua. Y finalmente, un actor muy importante pero al que no se le da la suficiente importancia, son los agentes locales, las asociaciones de barrio, las organizaciones locales, que son los que están más cerca de los ciudadanos y pueden ver qué oportunidades hay de cambio y de apoyo.

¿Quieren un dato económico concreto?

Aquí se lo dejo: se calcula que alrededor del 1,5% del PIB de los países en vías de desarrollo se pierde por la falta de acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento. Es evidente que el agua es un elemento fundamental para la sostenibilidad ambiental: entre todos podemos lograr la consecución de los nuevos Objetivos 

¡Están todos invitados a unirse a la nueva Agenda 2030!

ACERCA DEL AUTOR

Josefina Maestu
Directora de la Oficina ONU para Apoyo Década del Agua.