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Las heridas medioambientales de la corrupción

5 de Diciembre de 2014
deforestación de la jungla tropical y otros problemas medioambientales en Borneo
Hay viajes que uno sabe de antemano que van a resultar dolorosos. Puede ser un dolor físico por las condiciones en las que se llevan a cabo, pero el peor es siempre el dolor psicológico. Ya sea porque se pretenden descubrir injustas lacras sociales o porque, como es el caso de Borneo, la degradación del entorno resulta brutal. Esta isla está siendo azotada por las consecuencias de la actividad humana.

En el caso de la isla cuya soberanía se reparten Indonesia, Malasia, y Brunei, las heridas provocadas por la actividad humana quedan al descubierto desde el aire. Lo que antes era una tupida alfombra verde que ejercía de pulmón para toda Asia es ahora una sucesión de parches de diferentes colores. En este artículo entramos a analizar los problemas medioambientales en Borneo. Una zona donde la deforestación de la jungla tropical se acelera a un ritmo muy acelerado.

Están los ocres que reflejan la imparable deforestación de la jungla tropical, los grises de las minas al aire libre, y el verde monocromo en el que se convierten las plantaciones de palma, tristemente conocidas por la destrucción que provocan en el ecosistema autóctono. Es algo que conté en este reportaje y que veo cada vez que viajo al sudeste asiático.

Corrupción, uno de los problemas medioambientales en Borneo

De hecho, es un problema que se extiende rápido. En la cercana isla de Sumatra sucede algo parecido, y el denominador común salta a la vista: el hambre de China por materias primas, sobre todo madera, hace estragos. Afortunadamente, por primera vez, ahora el recién elegido presidente, Joko Widodo, ha asegurado que es un proceso peligroso que hay que detener rápido. Porque los científicos aseguran que Sumatra ya ha superado a la Amazonía como el lugar de la Tierra que más rápido está perdiendo sus bosques. Y el ritmo de la devastación se agudiza. Pronto podría llegar a un punto de no retorno.

A menudo, quienes combaten esta triste realidad se centran en denunciar prácticas ilegales de las empresas que explotan los recursos, presionar a los gobiernos para mejorar la legislación, y concienciar a los consumidores para que exijan productos ‘limpios’. Sin embargo, la mayoría de las veces pasan por alto uno de los elementos que siempre aparece en las entrevistas que realizo con quienes sufren el problema en primera persona: la corrupción.

Widodo ha llegado con buenas intenciones, pero la realidad suele ser testaruda y el dinero manda. No en vano, en torno al 80% de la deforestación de la isla de Borneo es ilegal, algo que, teniendo en cuenta el tamaño de la materia prima con la que se trafica, sólo es posible que suceda si las Autoridades están en connivencia con los delincuentes. De hecho, en Borneo algunos residentes locales me señalaban gigantescos barcos llenos de troncos que pasaban frente a los controles sin dar cuenta alguna de su mercancía.

La ausencia legal agrava el problema

Otro problema grave son las leyes que quedan en papel mojado por la falta de medios. No es suficiente con proteger un ecosistema en el Parlamento, hay que hacerlo también sobre el terreno. “Queda muy bien que se declaren zonas especialmente relevantes como parques naturales, pero si luego ponen a tres personas para proteger un área de cientos de kilómetros, poco se puede hacer”, se quejaba un guarda de una de estas zonas en Borneo.

Además, muchas veces no se trata de dar el alto a cargamentos ilegales, sino evitar, por ejemplo, que se prenda fuego al bosque para comerciar luego con la madera de forma legal. “No podemos permitir que se juegue de esta forma con el futuro de nuestro país. Hay que atajar el problema ya”, afirmó Widodo. Bienvenido sea.

Cualquier esfuerzo que se haga para proteger el medio ambiente será bienvenido. Es necesario desarrollar leyes, iniciativas y proyectos en que podamos colaborar todas las personas y, así, asegurar el futuro del planeta. Cada año que pasa, la situación se vuelve más crítica. Cuanto antes actuemos, antes podremos revertir los efectos de nuestra huella en el planeta.

ACERCA DEL AUTOR

Zigor Aldama
Corresponsal en Extremo Oriente con base en Shanghái. Publica numerosos artículos y reportajes en diferentes medios como El País, grupo Vocento y Ballena Blanca.