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Contar el agua

15 de Marzo de 2017
el agua, la lluvia
El agua y el lenguaje remiten como ninguna otra cosa a la idea de origen. Sin agua no hay vida, nos dicen los científicos. En el principio fue el verbo, nos dice la tradición. El agua es el fundamento de la vida, el lenguaje es el fundamento de nuestra idea de la vida.

El agua es una fórmula química, pero también una metáfora. El agua, como la poesía, adopta múltiples formas y las rehúye todas, pasa de un estado físico a otro como pasan las palabras, los sonidos y las imágenes a través de nuestros estados de ánimo.

¿Cómo contar, pues, el agua?

Aprendiendo, quizás, que todas las aguas son la misma agua.

Ulises divisa a Moby Dick desde la extranjera playa de Camus. Arthur Gordon Pym se transmuta en el viejo marinero de Coleridge a bordo del barco ebrio de Rimbaud. El albatros de Baudelaire ve romper las olas junto al faro de Virginia Woolf. El río argentino de Oliveira recorre París para que Paul Celan se lance desde el puente Mirabeau de Apollinaire. La lluvia de Saint-John Perse riega con parsimonia la isla de Morel. Los torrentes de Heráclito desembocan en los mares del sur de Jack London, y el dulce Támesis de T. S. Eliot en el golfo de Siam surcado por Conrad.

La brisa marina de Debussy rachea por entre las aguas de marzo de Jobim. Ravel juega a reflejarse en las gotas de lluvia de Burt Bacharach. Los Beach Boys silban con insolencia la música acuática de Haendel. El hombre del río de Nick Drake se empeña en atravesar el Moldava de Smetana. Trenet se baña en la playa donde Brassens suplica ser enterrado.

Las marinas de Rembrandt se disuelven en las tempestades de Turner. La casta Susana de Tintoretto cubre su cuerpo junto a la fuente de Tinguely y Saint Phalle. El Narciso de Caravaggio compite a empujones con los niños remojados de Sorolla. El viejo aguador de Velázquez lanza su cántaro a la laguna Estigia de Patinir. La venus de Bouguereau emerge entre dos barcas de Canaletto mientras la gran ola de Hokusai hunde la balsa de Géricault. El agua y el lenguaje remiten como ninguna otra cosa a la idea de origen.

«El movimiento nuevo que nos invita a un viaje nunca realizado»

La lluvia de Stalker es la misma que la de Gene Kelly, la de Los siete samuráis, la de Freaks. El río de Renoir transcurre frente a la mirada atónita de Nanook, y Pauline no puede dejar de contemplar a Tadzio mientras chapotea. El manantial de la doncella comparte corrientes subterráneas con el surtidor retrofuturista de Mon oncle, con la fontana de Anita Ekberg. El agua palmoteada por el niño salvaje de Truffaut salpica eternamente los fotogramas de L’Atalante.

Ahora bien, ¿cuál es el origen común de todos estos discursos? ¿Hasta dónde rastrear el impulso que nos empuja a narrar los mares, cantar los ríos, pintar los lagos, filmar las tormentas?

Bachelard nos da una pista:

Antes de ser un espectáculo consciente, todo paisaje es una experiencia onírica […]. Para ciertos soñadores, el agua es el movimiento nuevo que nos invita a un viaje nunca realizado.

Los sueños: las misteriosas fuentes de ese Nilo al que llamamos cultura. Porque a qué, sino a los sueños, cabe achacar la fascinación que nos producen las sombras en la piscina de La mujer pantera, el solitario monje frente al mar de Caspar David Friedrich, el fluctuante Aquarium de Saint-Saëns, las fantasías acuáticas de Julio Verne.

Prólogo del Dossier «Agua y Cultura», que recoge los reportajes literarios publicados en la sección «Agua y Cultura» de Revista de Letras a lo largo de 2016 con el apoyo de Fundación Aquae.

ACERCA DEL AUTOR

Juan Vico
Licenciado en Comunicación Audiovisual y máster en Teoría de la Literatura. Ha colaborado con diversos medios de comunicación y ha sido redactor jefe de la revista literaria Quimera. Es autor de las novelas Hobo (La Isla de Siltolá, 2012) y El teatro de la luz (Gadir, 2013), con la que obtuvo el Premio Fundación MonteLeón. Su primer libro de relatos, El Claustro Rojo (Sloper, 2014), le valió el Premio Café 1916. Ha publicado también tres libros de poesía: Víspera de ayer (Pre-Textos, 2005), Still Life (UAB, 2011) y La balada de Molly Sinclair (Origami, 2014). Su nueva novela, Los bosques imantados, fue editada por Seix Barral en 2016.