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Blockadia: el inicio de un comienzo

17 de Septiembre de 2015
«El futuro está oculto detrás de los hombres que lo hacen», Anatole France

Desde hace un tiempo, miles de mujeres y hombres de todo el mundo se han incorporado a la lucha por un devenir más luminoso y esperanzador. Desengañados y hartos de un sistema social tan injusto como insostenible, son muchos los ciudadanos que, aquí y allá, se están empoderando para implementar un futuro más favorable para todos. Entre ellos, los que forman parte del interesante fenómeno internacional denominado Blockadia, cuyo objetivo es detener los proyectos de extracción de combustibles fósiles o de minerales allí donde surjan. La expresión fue acuñada por primera vez en agosto de 2012 durante los actos de protesta en Texas de un grupo de activistas de la organización Tar Sands Blockade, posicionados contra la construcción de un nuevo tramo del enorme oleoducto Keystone Pipeline System, del que se oye hablar mucho últimamente en unos Estados Unidos en época electoral. Cuatro datos sucintos acerca de este para situar Blockadia:

Desde 2010, la Keystone Pipeline System, de la empresa TransCanadá, discurre entre tierras canadienses y estadounidenses a través de distintos tramos construidos en diversas fases operacionales. Aunque tres de ellas ya están operativas, la cuarta, transfronteriza, está pendiente de la aprobación del gobierno de Estados Unidos. Se trata del tramo llamado Keystone XL, de unos 2.000 kilómetros de longitud, que pretende unir la región canadiense de Alberta con Nebraska, en Estados Unidos, para transportar arenas bituminosas (tar sands) y petróleo de esquisto por todo el territorio. Pero el proyecto está encallado: el Senado de los Estados Unidos, de mayoría republicana, aprobó su construcción el pasado mes de enero pero Obama, (quien recibió una carta firmada por 10 premios Nobel en su contra), la vetó un mes más tarde. Los argumentos de unos y otros son fácilmente deducibles: unos ven en el oleoducto la vía para reducir la dependencia petrolera y fortalecer su economía y la de su país, y los otros alegan que la extracción de arenas bituminosas es muy contaminante, que su erección destruirá ecosistemas prístinos y únicos y que, en definitiva, proseguir con la extracción de combustibles fósiles, como ya se ha explicado por activa y por pasiva, no es el camino a seguir. (En este video de la CNN de menos de dos minutos lo cuentan estupendamente con una puesta en escena made in USA). 

Más allá de cómo acabe el asunto, esta fuerza transnacional en contra de este y otros proyectos de perforación del territorio no parece que vaya a amainar. Más bien al contrario. La periodista canadiense Naomi Klein habla largo y tendido de ello en su último libro «Esto lo cambia todo» y, para ella, Blockadia significa «el indicio de un comienzo», un canto a la esperanza que ha unido a la gente más dispar. Hasta «los indios y los cowboys» de Canadá y Estados Unidos se han aliado por una causa común: la preservación de sus tierras. Pero esta no ha sido la única movilización. Han habido otras muy importantes en estos últimos años. Como las acaecidas en la península de Halkidiki, en Grecia, en Pungesti, Rumania, en West Sussex, Gran Bretaña, en Mongolia Interior, China, en Nueva Gales del Sur, Australia  o en el océano ártico ruso, el sonado caso del Artic Sunrise de Greenpeace, un conflicto, este sí, muy publicitado. 

Quien sabe. Quizá esta vez nada detendrá ese nuevo comienzo y recuperaremos la esperanza de que el futuro, lejos de ser una siniestra amenaza, es la oportunidad para un mañana mejor .¿«People have the power»?. (Patti Smith opina que sí).

ACERCA DEL AUTOR

Eva van den Berg
Redactora y editora de secciones para la edición española del National Geographic. Guionista y documentalista.