Glosario 
 de la Sostenibilidad

Huella de carbono

La huella de carbono es la cantidad total de gases de efecto invernadero emitida. El término fue acuñado en una campaña publicitaria de la British Petroleum en 2004. Tres son los tipos de huella de carbono, a saber: la corporativa, la personal y la derivada de productos y servicios.

La definición más extendida del concepto es la establecida en 2008 por los expertos del Carbon Trust (Reino Unido) al describirla como «la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto». Por su parte, la Enciclopedia Británica describe la huella de carbono como la «cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) asociadas con todas las actividades de una persona u otra entidad», mientras que el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) reitera la primera definición.

La actividad humana es responsable directa de la huella de carbono. Esta comprende emisiones como las producidas por la quema de combustibles fósiles, la movilidad urbana no sostenible o la calefacción en el hogar. Además del mencionado dióxido de carbono, suelen relacionarse con la huella de carbono otros gases como el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) o los clorofluorocarbonos (CFC), responsables del efecto invernadero.

La huella de carbono surgió como concepto en la década de 1990, de la mano del profesor canadiense William E. Rees y del ecologista suizo Mathis Wackernagel, actual presidente de la organización Global Footprint Network. Sin embargo, la acuñación del término se produjo tardíamente. En 2004 la British Petroleum (BP), segunda petrolera no estatal más grande del mundo, popularizó la expresión ‘huella de carbono’ en una campaña de marketing desarrollada por la firma Ogilvy & Mather, que impulsó además las calculadoras de huella de carbono.

En España, el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) estableció en 2014 el llamado ‘Registro de huella, compensación y proyectos de absorción de CO2’ mediante el Real Decreto 163/2014, del 14 de marzo. De inscripción voluntaria, la lista recoge no sólo las medidas encaminadas a la reducción de la huella de carbón, sino también ofrece a las empresas adscritas un sello que avala su compromiso y esfuerzo por reducir las emisiones de dióxido de carbono.

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Precisar el alcance de la huella de carbono en una nación, empresa o individuo determinado es una necesidad fácil de satisfacer gracias a la diversidad de herramientas disponibles. Para simplificar las evaluaciones, se mide como Gas de Efecto Invernadero (GEI) sólo el dióxido de carbono y su equivalente (CO2eq) con respecto a otros gases de efecto invernadero también emitidos. El conjunto de normas internacionales que miden las emisiones de carbono, están redactadas por la Organización Internacional de Normalización (ISO), aplicando distintos estándares según se trate de un producto o de una organización.

Existen asimismo numerosas herramientas para calcular la huella de carbono que cada persona genera con su estilo de vida y hábitos de consumo. Así, se identifican y cuantifican las fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, lo cual permite tomar plena conciencia del impacto ambiental individual, animando a reducir la huella de carbono.

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En función del emisor o conjunto de emisores, la huella de carbono puede clasificarse en tres tipos, detallados a continuación:

Huella de carbono empresarial o corporativa, que mide la cantidad de gases de efecto invernadero están vinculados a la actividad de una organización.

Huella de carbono de producto, que cuantifica las emisiones GEI generadas durante el ciclo de vida de bienes de consumo, desde la obtención de las materias primas hasta su consumo final.

Huella de carbono personal, que determina esas mismas emisiones derivadas del transporte, la alimentación, la calefacción, etcétera, de un ser humano.