Glosario 
 de la Sostenibilidad

Biosfera

La biosfera es el sistema compuesto por los diferentes seres vivos y sus relaciones e interdependencias en el medio terrestre. Este ecosistema global es conocido también como «biogeosfera», «ecosfera». El estudio de esta capa de la corteza del planeta Tierra influye en distintas ramas de la ciencia, como la climatología, la geología o la astronomía.

Etimológicamente, el término biosfera está formado por las voces griegas bios y sphaira, que significan respectivamente «vida» y «esfera, globo». Fue acuñado en 1875 por el geólogo austriaco Eduard Suess (1831-1914), aunque su significado actual fue propuesto por el geoquímico Vladimir I. Vernadsky (1863-1945) en la década de 1920. En cierto modo, el concepto guarda relación con la Hipótesis Gaia, concebida por el químico y ambientalista inglés James Lovelock, según la cual la vida existente en la atmósfera y la corteza terrestre serían capaces de autorregularse y de adaptarse mutuamente, hasta alcanzar unas condiciones idóneas en su entorno físico y químico.

La Real Academia Española (RAE) define ‘biosfera’ como el «conjunto de los seres vivos del planeta Tierra» y también «los medios donde se desarrollan los seres vivos», mientras que el Diccionario Inglés Oxford (OED) lo describe como «la parte de la superficie y la atmósfera de la Tierra en la que las plantas y los animales pueden vivir».

En particular, la biosfera es una capa de la corteza terrestre que se extiende 10 kilómetros sobre el nivel del mar, abarcando esta misma profundidad tierra adentro y alrededor de 7 kilómetros en el interior de los océanos. Su antigüedad —si bien de difícil datación— se estima en 3,5 miles de millones de años.

La biosfera actúa como un manto ‘viviente’ que envuelve el globo terrestre y utiliza la radiación solar como su principal fuente energética, de la que dependen las interacciones del agua dulce y salada, del aire y del suelo que se desarrollan en su interior.

Los diversos ecosistemas de la biosfera absorben esta energía solar con ayuda del «primer eslabón» de su ciclo vital: las plantas. Mediante la actividad fotosintética, estos seres vivos capturan el dióxido de carbono (CO₂) y expulsan oxígeno (O₂), además de almacenar depósitos de almidón y de glucosa que sirven de alimento a especies animales para metabolizarlos y obtener valiosas energías.

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La biosfera puede clasificarse en tres capas con organismos y condiciones de vida características, a saber: la atmósfera, que se extiende desde la superficie terrestre y abarca 2.000 metros; la litosfera, que comprende el área terrestre de la biosfera, y la hidrosfera, que ocupa la parte acuática del planeta Tierra.

La atmósfera, capa de la biosfera habitada principalmente por la avifauna y que desempeña un rol indispensable en las proximidades de la litosfera, por contener un conjunto de gases que cumplen distintas funciones: atenuar la radiación solar, posibilitar la respiración de especies animales y vegetales, etcétera.

La litosfera o geosfera, la capa más externa y superficial de la corteza terrestre, caracterizada por su solidez y por albergar los minerales y elementos indispensables para la vida de los organismos que habitan esta formación, cuya profundidad puede alcanzar los 50 kilómetros. Formalmente, se define como la «parte sólida de la Tierra constituida por diversas capas concéntricas, desde la litosfera hasta el núcleo terrestre», citando a la RAE.

La hidrosfera o hidrósfera, capa de agua dulce y salada presente en el planeta Tierra que alberga la mayor parte de las plantas y animales existentes. En concreto, el 97% de la hidrosfera está representada por mares y océanos, mientras que un 3% se reparte en lagos, ríos y acuíferos subterráneos.

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Estrechamente relacionadas con este concepto, las Reservas de Biosfera son áreas designadas por la Unesco como parte del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MaB en inglés, por las siglas de Man and Biodiversity) en activo desde 1972. Estas reservas cumplen un objetivo dual: salvaguardar los ecosistemas y la biodiversidad de la Tierra y preservar las técnicas ecológicas y tradicionales de explotación de los recursos naturales por parte de las poblaciones autóctonas.