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Transición a un modelo de agricultura sostenible

20 de Enero de 2016
Olcay Ünver explica el papel del agua en la agricultura y explica cómo hacer la transición a un modelo más sostenible
En su artículo en Water Monographies 3, el ingeniero civil y director adjunto de División de Tierras y Aguas, Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) Olcay Ünver explica el reto, contexto y situación actual de la agricultura y alimentación, tomando en cuenta la situación de los recursos y el cambio climático.

El reto de la optimización del agua en la agricultura es hoy mayor que nunca. Se trata de “producir alimentos suficientes y nutritivos de manera sostenible para una población mundial creciente, sofisticada y cada vez más móvil, preservando y mejorando en lo posible la base de recursos”. De esta forma, lejos de ser sostenible, la agricultura –y, con ella, la alimentación– necesita un nuevo modelo para el futuro.

La agricultura, una práctica lejos de ser sostenible

Este es un desafío, a ojos de Olcay Ünver, enorme, debido a la aceleración de factores como el crecimiento demográfico y su movilidad, el desarrollo económico, el cambio de patrones de consumo y dieta, y el cambio social y tecnológico. Todo ello agravado por el impacto del cambio climático. En cuanto al contexto, Ünver señala que el macro objetivo social de lograr un mundo libre de hambre y malnutrición podrá lograrse cuando se aborden adecuadamente cinco principios:

  1. Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos para conseguir una agricultura sostenible.
  2. La conservación, protección y mejora de los recursos naturales.
  3. Proteger y mejorar los medios de vida rurales y el bienestar social.
  4. Mejorar la resiliencia de las personas, las comunidades y los ecosistemas.
  5. Mecanismos de gobierno responsables y eficaces.

Principales datos sobre la agricultura

En referencia a la situación actual de la agricultura y la alimentación, Ünver destaca datos de interés general realmente significativos:

En un día promedio:

  • La agricultura produce 23,7 millones de toneladas de alimentos, de los cuales 19,5 millones son cereales, raíces, tubérculos, frutas y verduras, 1,1 millones  es carne y 2,1 millones de litros de leche. Ese mismo día, la pesca y la acuicultura capturan y producen más de 400.000 toneladas de pescado. Y los bosques proporcionan 9,5 millones de m3 de madera y leña.
  • La agricultura consume 7.400 millones de litros de agua de riego y 300.000 toneladas de fertilizantes. Las explotaciones familiares ocupan más del 70% de la tierra agrícola mundial y son responsables de más del 80% de la producción mundial de alimentos. Son pues, un elemento clave para conseguir un mundo con seguridad alimentaria y un desarrollo rural sostenible.

Por otra parte destaca que, si bien los niveles actuales de producción de alimentos son más que suficientes, su distribución y las circunstancias sociales, económicas y culturales impiden servir a la totalidad de la población mundial. A pesar de una disminución de 167 millones en la última década, 795 millones de personas están desnutridas en todo el mundo, en contraposición, de manera negativa, a una población con sobrepeso y obesidad, de 2 mil millones. La situación tiene también una dimensión de género: el 60% de los desnutridos son mujeres.

Grandes pérdidas a lo largo de toda la cadena alimentaria

Aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia. Esto supone 1.300 millones de toneladas cada año. La pérdida o desperdicio se produce en la fase de consumo en los países de altos y medios ingresos y en fases anteriores, como la del transporte y almacenamiento en países de bajos ingresos.

Los residuos de alimentos per cápita son de 95 a 115 kg anuales en Europa y América del Norte, y de 6 a 11 kg anuales en el África subsahariana y el Sur / Sudeste de Asia. El alimento perdido o desperdiciado representa un despilfarro de mano de obra, energía, agua, tierra y otros insumos utilizados en la producción de ese alimento.

Esto equivale a 250 km3 de agua desperdiciados (cifra similar al caudal anual del río Volga de Rusia); y 1,4 millones de hectáreas de tierras cultivadas en vano. También genera 3.3 millones de toneladas equivalentes de CO2 de gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera.

Situación de los recursos

La disponibilidad de los recursos de tierra, agua, y suelos saludables para el aprovisionamiento de la demanda de alimentos está entre los temas principales de la agenda de desarrollo de gobiernos y comunidades. La agricultura utiliza el 11% de la superficie terrestre del mundo para la producción. Y representa el 70% del agua extraída de los acuíferos, arroyos y lagos. La disponibilidad de tierra de primera calidad para el cultivo es mayor en los países de altos ingresos. Alrededor de un 13%, en comparación con los países de bajos ingresos.

Finalmente, entre las perspectivas y respuestas, el autor señala, según proyecciones de la FAO, que el 80% de los alimentos adicionales necesarios para satisfacer la demanda en el 2050 deberá proceder de tierras ya cultivadas. Existen pocas posibilidades de expansión de la superficie agrícola, excepto en algunas partes de África subsahariana y en América del Sur. Un tercio de la superficie terrestre mundial se encuentra degradada debido a la erosión, la salinización, la compactación y la contaminación química de los suelos.

A esta cifra se añaden unos 12 millones de hectáreas de tierra cada año degradadas por la sequía y la desertificación. Gran parte de la tierra que queda disponible o no es apta para la agricultura. Y los costos ecológicos, sociales y económicos involucrados en su cultivo son prohibitivos.

Propuestas para una agricultura sostenible

Entre las opciones disponibles se encuentra la intensificación de la producción agrícola, la mejora de la productividad por unidad de agua, aumento de la salubridad de los suelos, la reducción de los residuos alimentarios y las pérdidas de producto desde la granja a la mesa. Y los cambios en el comportamiento del consumidor, implementados todos de manera integral, coherente, basados en las circunstancias específicas en las escalas de comunidad y nacional, apoyado por incentivos adecuados y herramientas reguladoras.

Será necesario mejorar los mecanismos de gobernanza y la inversión en tecnologías e infraestructura de agua para crear una agricultura sostenible. También se necesitará de estrategias de seguridad alimentaria bien planificadas para hacer frente a la escasez de suministros. Y acuerdos comerciales para protegerlos de la volatilidad de los precios en el suministro de alimentos. Entre otras.

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