Sala de Prensa

La Fundación Aquae coorganiza la exposición «Parra. Obras públicas»

La Fundación Aquae organizó, junto a la Biblioteca Nacional de España, la Pontificia Universidad Católica de Chile y Aguas Andinas, la exposición Parra. Obras públicas, un acercamiento panorámico a la obra del poeta chileno Nicanor Parra y a las distintas etapas de su desarrollo.

Durante más de medio siglo, Nicanor Parra no ha cesado de convulsionar la poesía en lengua española. En su afán por conectar la experiencia poética con el habla común, se ha nutrido sin miramientos del lenguaje de la ciencia, de los periódicos, de los eslóganes publicitarios, de las consignas políticas o de los grafiti.

En esta exposición se exponen por primera vez los artefactos visuales y las obras más emblemáticas del antipoeta, y se puede apreciar las muy diversas maneras en que, a lo largo del tiempo, Parra ha desbordado los cauces convencionales de la poesía.

El recorrido de la exposición se acota con documentos audiovisuales que conversan con las piezas expuestas, y que, además de procurar algunas de las claves de la trayectoria y de la figura de Nicanor Parra, brindan la posibilidad de escuchar algunos de los más célebres antipoemas en su propia voz.

Parra. Obras públicas

La exposición incluye variados e importantes trabajos del artista seleccionados por el crítico y comisario de la muestra Ignacio Echevarría, que identifican cada una de las etapas de la obra de Parra. Es un recorrido visual, interactivo y poético a través de distintos Artefactos que definen la genialidad del antipoeta. Entre ellos encontramos una selección de quebrantahuesos, tablitas de Isla Negra, bandejitas de la Reina, trabajos prácticos, primeras ediciones y libros inéditos y artefactos, además de 7 estaciones audiovisuales con vídeos realizados especialmente para esta exposición, que incluyen una mezcla de imágenes y registros inéditos del artista, su trayectoria y obra.

El montaje de la exposición ha sido realizado específicamente para este espacio por el arquitecto y músico Hernán Edwards, yerno del poeta.

Quebrantahuesos

En 1952, pocos meses después de su regreso de Oxford, donde fueron escritos los primeros antipoemas, Nicanor Parra, en colaboración con Enrique Lihn, Alejandro Jodorowsky y otros jóvenes que por entonces se aglutinaron en torno a él, concibió la idea de un periódico mural de intención satírica hecho con recortes de diario superpuestos a modo de collage.

Durante varias semanas sucesivas de ese mismo año 1952, distintas entregas de El Quebrantahuesos –así se llamó el periódico– se expusieron en dos puntos céntricos de Santiago, despertando una gran expectación y haciéndose objeto de todo tipo de comentarios y reacciones. El Quebrantahuesos constituye un hito en el ámbito tanto de la poesía como de las artes visuales en Chile. Los nueve ejemplares que se conservan fueron reproducidos en el único número de una revista mítica, Manuscritos (1975).

Tablitas de Isla Negra

Un día de la primavera de 1976, estando en su casa de Isla Negra, Nicanor Parra rescató de los materiales empleados para su construcción un montón de pequeñas tablas de madera de diferentes tamaños. Provisto de un bolígrafo Bic negro, comenzó a escribir y a dibujar sobre ellas con trazos rápidos, casi compulsivos, hasta el extremo de llenar de un tirón alrededor de cien tablas en una sola tarde.

Hasta entonces, Parra nunca había intentado dibujar, pero las esquemáticas figuras de Cristos en bicicleta –algunos de ellos con la cruz a cuestas– y de Quijotes montados sobre Rocinante –a veces acompañados por Sancho Panza y su burro– le servían para experimentar, a su manera siempre irreverente, con un soporte que evoca los tiempos remotos en que no existiendo aún el papel se empleaban tablas para inscribir sobre ellas mensajes de toda índole.

Bandejitas de La Reina

Fue a comienzos de los años noventa, en La Reina, un municipio de Santiago. Parra estaba esperando a ser atendido en un puesto de empanadas, cuando se le acercó un admirador a pedirle un autógrafo. Como no disponía de papel, usó una bandeja de la tienda. Luego vinieron más personas a solicitar lo mismo y Parra se dio cuenta de que este tipo de bandejas de cartón funcionaba como un cuadro con su marco. Nacieron de este modo las que se conocen como Bandejitas de La Reina, en las que, dos décadas después, Parra retoma la senda emprendida con las Tablitas de Isla Negra.

Una vez más, recurre a soportes desechables, en este caso de procedencia industrial, que facilitan una escritura rápida, suelta, epigramática, en la que alternan tonalidades muy diversas, si bien predomina el acento pícaro e irreverente, afín, en definitiva, al de los artefactos y los chistes.

Trabajos prácticos

El nombre de Trabajos prácticos viene de la época en que Parra estudiaba Física en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. El primer trabajo práctico ideado por Parra fue La mamadera mortífera, en el año 1969. Fue contemporáneo, por lo tanto, de los primeros artefactos y, como ellos, entrañaba la explosión del antipoema.

En este caso, el estallido se produce al adosar un breve texto –por lo general, un frase hecha– a un objeto cualquiera. Y es que, como postulaba Einstein, todo objeto acumula una energía latente que, convenientemente activada, irradia y se libera.

Los trabajos prácticos promueven un espectador activo, capaz de entrar en diálogo con la obra. Con ellos Parra vuelve a recurrir a materiales que la sociedad de consumo desecha, ya sea por viejos o por usados, dando lugar a lo que él mismo ha llamado en alguna ocasión «basurarte».

Artefactos

Los Artefactos de 1972 constituyen una etapa decisiva en el desarro llo de la antipoesía, por cuanto marcan su resuelta -aunque nunca completa- decantación hacia la visualidad.

Suponen un puente entre el antecedente remoto de El Quebrantahuesos y los trabajos prácticos en los que Parra se ha ocupado durante las últimas décadas.

En su gestación intervienen elementos tan presentes en la experiencia cotidiana como el lenguaje de la publicidad y los grafitis callejeros, y la sensibilidad por lo popular, junto con un certero sentido de la vanguardia.

Nicanor Parra, el antipoeta

Nicanor Parra nació en San Fabián de Alico, pueblo cerca de Chillán, en 1914. En 1932 Parra marcha a Santiago para finalizar sus estudios secundarios, e ingresa al año siguiente en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde estudia matemática y física. A partir de esta época comienza a tomar mayor contacto con las vanguardias literarias y artísticas, principalmente con el surrealismo, y a relacionarse con otros poetas como Neruda y Huidobro.

En 1937, ya titulado y ejerciendo como profesor de escuela, Parra edita su primer libro, Cancionero sin nombre, texto donde comienzan a perfilarse algunas características de su producción literaria.

Nicanor Parra logra combinar su faceta de físico y matemático con la creación literaria y plástica, con la que ha alcanzado reconocimiento a nivel mundial, gracias a sus postulados en torno a la Antipoesía, estilo ligado íntimamente con las vanguardias del siglo XX.

Poesía visual

El artista incorpora en su obra también la poesía visual, a través de los llamados Artefactos o Trabajos Prácticos, con los que logra reinventar el lenguaje artístico y literario utilizando objetos cotidianos y populares. Estas obras, que beben del concepto de “objeto encontrado” ideado por Duchamp y explotado por los surrealistas, consisten  en la intervención poética de un objeto cotidiano. Así, por ejemplo, una bandeja de cartón, un teléfono o un libro se activan simbólicamente cuando son acompañados de una frase o de un dibujo, que funcionan a la vez como registro gráfico y gestual del autor.

Los trabajos visuales se dividen en las series Quebrantahuesos (realizada junto al poeta Enrique Lihn), las Tablitas de Isla Negra, las Bandejitas de la Reyna, Trabajos Prácticos, Artefactos y algunas instalaciones.

Nicanor Parra ha recibido el premio Cervantes (2011), el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2012), el Premio Nacional de Literatura (1969). Así mismo, ha sido postulado en tres ocasiones al Premio Nobel.

Ha servido cátedras en las Universidades de Columbia, Yale, La Habana y Chile, y su obra ha sido traducida a varios idiomas y es estudiada en diversos planteles universitarios.

Sus Artefactos han sido expuestos en museos, galerías y espacios públicos de todo el mundo. Actualmente Nicanor Parra vive en Las Cruces, Chile.

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