La paradoja de la señora Schröndinger

La señora Schröndinger está harta de que su marido experimente con el gato. Le pone los nervios de punta, y le preocupa sobremanera su obsesión con la física cuántica. A pesar de que ha intentado distraerlo por todos los medios posibles, él siempre tiene la mirada perdida: el señor Schröndinger está presente, pero al mismo tiempo no lo está. Por eso decide abandonarlo, y con el dichoso gato bajo un brazo y una maleta en la otra mano, resolverle de un portazo la paradoja matrimonial