Microrrelatos

Humanos

Barría mi casa, como otro más de los ejercicios en meditación.

Rodaron, empujados furiosamente por la escoba. Eran hermosos seres de dos patas y dos manos, una cabeza, un tronco, sin cola, sin alas.

Busqué una lupa ¡Me miraban aterrorizados! Parecían conscientes.

-Zas zes ziuas siun- Les dije. Pero sólo se taparon los oídos. Les sangraban a algunos.

-AUMMMM- Envié la onda mental. Varios cayeron instantáneamente. Los otros corrieron despavoridos.

Me aburrí observando esas pequeñeces. Continué con mis labores de limpieza.

Es posible que el último baldado de agua los haya ahogado ¿A quién le importa?